jueves, 18 de diciembre de 2014

Un corte de manga

Reirte y enseñarle el culo a una ansiedad maquillada de problemas.

Hacerle un corte de manga a los cabrones emperrados consigo mismos.

Escupir en las huellas de las botas manchadas de cenizas vertidas en una copa de alcohol abandonada en la repisa de algún bar.

Descojonarte de todos aquellos cables cruzados que bailan con unas neuronas que no aceptan la mayoría de edad.

Bailar y festejar besando la cara de la verdad. Y aceptarla.

Evitar los dramas histriónicos y el juego del escondite inglés.

Ahora lo verdadero juega el papel más importante.

Se acabó lanzar la piedra y esconder la mano. Empieza lo bueno.

martes, 16 de diciembre de 2014

Sentirte IMBÉCIL

Lo de sentirme imbécil es algo que me lleva pasando desde el momento en el que pillé a mi mejor amiga de la secundaria quitándome el novio delante de mis narices. 
Es un sentimiento que ha ido evolucionando a lo largo de mi treintena de vida y que se ha ido repitiendo y, también, todo hay que decirlo,  reduciendo a lo largo de los años.

Realmente hacía mucho tiempo que no me autodenominaba una auténtica IMBÉCIL y he de decir que esta vez gana por goleada a las últimas veces que me ocurrió.

El problema está en que uno piensa que escarmienta y resulta ser todo lo contrario. Se dice que el hombre es el animal que tropieza dos veces con la misma piedra, Yo ya perdí la cuenta de las veces que tropecé y sinceramente, esta vez tenía la práctica completamente perdida y olvidada, por lo que el momento se vuelve aún más comprometido.

Siempre me he considerado una persona inteligente, atractiva, amable....pero todos estos adjetivos positivos pueden ser capaces de desvanecerse en décimas de segundo destruyendo toda tu autoestima y llenándote de esa mierda que llevabas bastante tiempo sin catar. Esa mierda que me encantaría tirar por el váter, pero es tan grande que ni siquiera cabe.

El problema está en la idealización, en la obsesión, en los pedacitos de recuerdos y sensaciones que se quedan grabados a fuego en tu cuerpo. Un tatuaje perenne, imposible de eliminar, que cicatriza en los primeros días, que son a la vez en los que más te duelen. Pero ese dolor es gustoso, es una especie de morbo al que no puedes evitar perseguir. Y , sinceramente, al día siguiente desearías hacerte otro tatuaje y volver a hacer sufrir a tu piel y a ti misma. 

Finalmente parece que huimos de la perfección. A veces pensamos que lo perfecto termina arruinando nuestras vidas. Sin embargo, lo imperfecto y problemático es una falsa ilusión que termina diluyéndose en ácido. 

Yo me bebí ese ácido y, por desgracia, siento que me gustaría volver a bebérmelo y así poder tatuarme en el cuerpo: IMBÉCIL.


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