El invierno está genial: las calles despobladas, la nieve
cubriendo todo el mobiliario urbano, el escenario de nuestros días en color
blanco y el motor de los coches estropeados que congelados no pueden ni
arrancar; la gente permanece en sus casa, en familia, tapados con mantas
calentándose sopas o haciendo croquetas con la abuela en bata de algodón. El
ánimo está más tranquilo, suavizado, se consume menos, los rostros son fríos y
tranquilos, en paz. Se disfruta la cama con más placer, cuerpo con cuerpo bajo
el calor del nórdico y del pijama de felpa. Los besos y los abrazos son más
calidos y cariñosos, el amor se hace de verdad. El verano es para los paletos.
sábado, 5 de octubre de 2013
EL VERANO ES PARA LOS PALETOS.
Odio los veranos. Año tras año se escuchan las mismas
gilipolleces en las televisiones acerca de las fiestas patronales de los
pueblos, de los grandes atascos de la m30 o de cómo utilizar correctamente una
crema solar. Siempre lo mismo, el verano fresco y lluvioso de Galicia, la masificación
de los festivales musicales, las cogidas de los San Fermines, la procesión
marítima de la virgen del Carmen y los comas etílicos en Ibiza o en cualquier
sitio de playa alicantino. La gente se vuelve aún más gilipollas cuando llega
este periodo del año, el calor hace mella en los cerebros que permanecen en
modo off durante tres meses. La jornada de 8 a 13 no compensa, las pérdidas
superan a las ganancias en cualquier sector que no sea el servicios; las playas
se atiborran de familias salvajes deseosas de hacer un castillo de arena, de
arrastrarse por el barro o de posar ante la cámara en plan sirenita. Seres que
no dudan en poner su toalla a un centímetro de la tuya (toalla que incluye la
bolsa de playa, la colchoneta, las palas, el flotados, la barca hinchable, el
hinchados, la nevera portátil y los quince miembros de la familia Martín
Suárez). Puedes incluso oler el desodorante de pies del adolescente que tumbado
en la toalla mira a su alrededor amargado con el único consuelo de escuchar a
los Iron Maiden en su mp3 y cagarse en toda su estirpe por haberle traído allí
un verano más. La tranquilidad no existe , de hecho, juraría que los estudios
probabilísticos prueban que el número de asesinatos, trifulcas y navajazos
varios crece con respecto a meses atrás. Ah, y me olvidaba de las
intoxicaciones etílicas. En esta época del año se come más, se bebe más, se trabaja
menos, se folla más y también se jode más a las personas que como yo, odiamos a
las personas. ¡Son ustedes estúpidos con su obsesión estival!
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