domingo, 26 de febrero de 2023

De vuelta

Ha vuelto a aparecer. Siempre lo hace y viene acompañada de una frenada que nos obliga a levantar el pie del acelerador. No falla a su cita, ya está aquí. Ha venido para recordarme que las cosas no son siempre fáciles (ni siempre difíciles), y a poner de manifiesto que lo único que es esencial es el ahora. La importancia del momento presente, dicen, el equilibrio para la felicidad.

Pero, ¿cómo es posible mantenerse firme, hacer apología del carpe diem cuando ocurren terremotos y derrumbes a tu alrededor? ¿Cómo se puede mantener la entereza, disfrutar de cada respiro sin miedo si no es bajo el efecto de las drogas y el alcohol? Así hacen muchos para poder mantenerse despiertos en el mundo de sus sueños y no en el que les ha tocado estar, pero no, esta tampoco es la solución.

Cuando el dolor está alrededor, solamente queda acompañarlo. Echarle a gritos no sirve para nada. Llorarlo provoca un alivio momentáneo. Hablarlo es un pequeño antídoto ante el veneno que ha sido inyectado.

No queda otra opción más que dejar que este dolor nos meza. Al igual que nos desarrollamos en una balsa de agua, en posición fetal y sin aspavientos, así debemos permitir que el dolor recorra nuestro cuerpo, como algo natural, inherente a la vida en cualquiera de sus formas.

Y es que tengo miedo, lo reconozco. No sé si tengo más miedo a la vida o a la muerte, o a la muerte en vida, quizás. Y es que ¡qué ironía! con lo valiente que soy para todo... Puto miedo, es como una serpiente que se enlaza alrededor del cuello, que te agarra y aprieta hasta dejarte sin conocimiento; me hace perder la perspectiva y me provoca mareos. Me posee y me desboca, se abalanza a mí como un amante ante su presa, el cazador cazado por la bestia agazapada en el olvido.

Solamente nos queda fluir, dejarnos llevar entre las crestas de las olas, a veces más furiosas, otras veces más tranquilas, pero siempre presentes, para que no nos olvidemos de la maravilla que tenemos en el espejo, justo en frente de nosotros mismos, este gran regalo que es la vida. Y es que ante un mar de miedos y dudas o te quedas flotando haciéndote el muerto o navegas a pesar de la corriente.

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