Ha vuelto a aparecer. Siempre lo hace y viene acompañada de una frenada que nos obliga a levantar el pie del acelerador. No falla a su cita, ya está aquí. Ha venido para recordarme que las cosas no son siempre fáciles (ni siempre difíciles), y a poner de manifiesto que lo único que es esencial es el ahora. La importancia del momento presente, dicen, el equilibrio para la felicidad.
Pero, ¿cómo es posible mantenerse
firme, hacer apología del carpe diem
cuando ocurren terremotos y derrumbes a tu alrededor? ¿Cómo se puede mantener
la entereza, disfrutar de cada respiro sin miedo si no es bajo el efecto de las
drogas y el alcohol? Así hacen muchos para poder mantenerse despiertos en el
mundo de sus sueños y no en el que les ha tocado estar, pero no, esta tampoco
es la solución.
Cuando el dolor está
alrededor, solamente queda acompañarlo. Echarle a gritos no sirve para nada.
Llorarlo provoca un alivio momentáneo. Hablarlo es un pequeño antídoto ante el
veneno que ha sido inyectado.
No queda otra opción más
que dejar que este dolor nos meza. Al igual que nos desarrollamos en una balsa de
agua, en posición fetal y sin aspavientos, así debemos permitir que el dolor
recorra nuestro cuerpo, como algo natural, inherente a la vida en cualquiera de
sus formas.
Y es que tengo miedo, lo
reconozco. No sé si tengo más miedo a la vida o a la muerte, o a la muerte en
vida, quizás. Y es que ¡qué ironía! con lo valiente que soy para todo... Puto miedo, es como una serpiente
que se enlaza alrededor del cuello, que te agarra y aprieta hasta
dejarte sin conocimiento; me hace perder la perspectiva y me provoca mareos. Me
posee y me desboca, se abalanza a mí como un amante ante su presa, el cazador
cazado por la bestia agazapada en el olvido.
Solamente nos queda
fluir, dejarnos llevar entre las crestas de las olas, a veces más furiosas, otras veces más tranquilas, pero siempre presentes, para que no nos olvidemos
de la maravilla que tenemos en el espejo, justo en frente de nosotros mismos,
este gran regalo que es la vida. Y es que ante un mar de miedos y dudas o te
quedas flotando haciéndote el muerto o navegas a pesar de la corriente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario