domingo, 31 de mayo de 2015

Él

Sus pasos son alegres. Se desplaza por la línea del tiempo marcando los segundos rápidamente, rebotando sobre cada uno de ellos como un niño contento que entra en el parque de atracciones. En cada saltito altivo los brazos alardean de ser dueños de un pecho fibroso y equilibrado con el resto de su cuerpo de 1,67cm.

Su mirada es una luz brillante de color verde envuelta en unas pequeñas conchas de almeja empezándose a abrir cuando tienen hambre de vida. Son capaces de iluminarte el camino. Su forma, el color de las pestañas tostadas por el sol… Es una mirada limpia, dulce y transparente, una mirada capaz de transformar tu día en una alegría constante envuelta de amor infinito. Porque él ama, es capaz de quererte sin medida.

 Su inocencia transmite calma, sus movimientos sin prisa alguna te llenan de serenidad.

Él es una persona buena, cariñosa, entregada y trabajadora. Cuida el detalle como un escultor en su primera obra. Modela firmemente tu cuerpo con sus manos mientras te hace el amor. Saber perdonar y confiar en si mismo pero también en los demás.

Amigo de sus amigos, amante de los animales y las plantas, dulce y amable con las mujeres, es el marido al que amar, al que cuidar y entregar el alma. 

Es una persona con la que te apetece estar y hacer realizar cualquier actividad. Porque él es un artista con valía que demuestra que aquí, en esta vida, está haciendo una gran obra maestra.

sábado, 23 de mayo de 2015

Especial

Es cierto que cada persona es un pequeño universo, con sus leyes, su moral, sus ideas y características propias. Cada individuo es diferente uno del otro y es obvio que no hay dos que sean exactamente igual.

Tendemos a pensar que cada uno de nosotros es especial y único y que el universo (no solo el nuestro si no el común) gira alrededor de nuestra órbita. Pero esta idea bien argumentada tan solo nos llevara a caer en la desilusión, a estamparnos contra el muro tangible de la realidad.

Beatriz estuvo varios meses creyendo esto solemnemente, como un religioso que agarra su cruz. Se enganchó a la red de su ego pensando que Javi, el chico con el que se había acostado un par de noches, estaba coladito por ella.

Javi es un tipo atractivo, que rozaba la treintena pero que no lo aparentaba con su cabello negro y sus ojos verdes con mirada infantil. Puede decirse que Javi es un “tío bueno” que lo sabe perfectamente y que utiliza sus armas más sutiles como una cobra ataca en el momento más inesperado.

Beatriz acababa de dejarlo con su novio tras una aburrida relación de año y medio en el que la protagonista absoluta de la historia fue ella misma. Su pareja era el actor secundario que aparecía cuando le daba la gana. Ella se hartó de ser algo tan pequeño y se pasó unas semanas intentando subirse la autoestima y prometiéndose que a partir de ese mismo momento ella iba a ser la estrella.

Una noche de fiesta conoció a Javi. Rápidamente el cruce repetitivo de sus miradas les llevó a encontrarse en el baño del garito y a consumar un deseo que llevaba toda la noche merodeando a su alrededor. Tan solo hicieron falta un par de palabras, una confirmación de que no era un absoluto capullo al abrir la boca y un par de besos en público para descubrir que su aliento y su olor corporal eran buenos.
Terminaron la noche en casa de ella enredados en conversaciones filosóficas y disfrutando de un mar de estrellas bastante poético. Él estuvo convincente. Demostró no ser simplemente una cara bonita si no también una mente abierta, con conocimiento y envergadura al hablar.

Al salir el sol se despidieron. Bea cerró la puerta y sonrió. Pasó un par de horas recordando todo lo sucedido y repitiendo en su mente cada palabra de la conversación que habían tenido. Con cada repetición, el adorno de ese recuerdo iba en aumento.

Cuando despertó horas más tarde, lo primero que hizo fue mirar el teléfono, por si había algún mensaje de Javi. Nada. Entonces siguió recordando ensimismada y comenzó a meter la pata usando, inconscientemente, el verbo “idealizar”.

No pudo evitar escribirle aquella misma tarde y entre nervios esperar una respuesta que no llegó hasta el día siguiente.  Estuvo mirando el teléfono cada cinco minutos y cuando por fin llegó el mensaje, la absurda y engañosa felicidad alegró su día. ¿Cómo es posible que tu felicidad y el aprovechamiento de tu jornada dependa del mensaje de un tío al que acabas de conocer?

Volvieron a quedar un par de días después. La escena del “mar de estrellas en el cielo” se volvió a repetir, esta vez de forma más intensa. Podemos decir que Bea se enamoró, o mejor dicho, se atontó en tan solo una semana.
Cuando cerró la puerta con un beso de despedida, esta vez lo que sintió fue la más absoluta soledad. Era como si le atacara la nostalgia del rato maravilloso que había pasado hacía tan solo un par de minutos. Eso es que el único relleno en su vida estaba basado en las alabanzas y el abrazo de un hombre atractivo. Y ni siquiera había llegado a correrse…
Bea no pudo evitar escribirle unas horas después. Quería más. Necesitaba más. Pero…¿Cuál era la verdadera necesidad de Bea?¿Qué estaba buscando?¿Qué era lo que quería de él?

Se paso toda la tarde mirando el teléfono y montándose aventuras y desventuras en su cabeza. Repasó dato a dato de su conversación, analizó hasta el más mínimo detalle llegando a la conclusión de que Javi podría ser un novio perfecto para ella. Estaba segura de que él pensaba lo mismo. Le había dejado atontado. Seguramente él estaba en su casa haciendo los mismo que estaba haciendo ella. No le cabía duda alguna.
Su mente dio tantos pasos agigantados que hasta imaginó una reunión familiar en casa de él (que ni siquiera la conocía), se imaginó viajando juntos por Europa y hasta visualizó una vida en común.

Javi no volvió a contestarle hasta que no volvió a “picarle el rabo” unas semanas más tarde. Había otras 3 o 4 Beas más mandando mensajes a su móvil.

Moraleja: la vida no es una película de Disney, ni tú eres una princesa ni esa rana es tu príncipe. Antes de esperar que os llene el amor de cualquiera, tenéis que llenaros con el amor a vosotras mismas.Gracias.


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