domingo, 13 de enero de 2013

¿Qué pasaría si todos los habitantes humanos de la Tierra saltaran a la vez?


Anoche tuve un sueño bastante inquieto, no tanto en el acto que se produce al dormir como en el sustantivo que lo atestigua. Me desperté asustada de un golpe, mis ojos se abrieron y la oscuridad les asoló. En ese mismo instante noté que estaba sudada y la primera reacción que tuve tras sentir la brillante realidad de la nocturnidad en una habitación, me volví de espaldas buscando el calor de la trasera de mi amor y empecé a recordar.

En el sueño yo estaba en mi casa de veraneo, con una amiga a la cual no reconozco como tal, ni siquiera le pongo cara, pero siento que era amiga. Sí, lo noto, era una buena colega. Es algo que no se puede explicar con palabras, así que no voy a intentar compararlo con nada más, pues serían letras echadas al aire.
En el sueño, la luz era tenue, de interior noche y mi amiga y yo nos disponíamos a irnos a la cama, (repito, mi amiga, no me gusta acostarme con amigas, ni siquiera en sueños). En ese momento, en un punto en el techo apareció una especie de verruga colgante.
Era T, una chica por la que sentía mucho, ¿cómo decirlo? Repugnancia y algo un poco más suave que el odio. Era ella, pero no la veía, pues jugaba el papel de un espíritu malvado que venía a joderme la noche y a no dejarme dormir representado como una verruga estalactita pegajosa pegada al techo. Sí, se que suena raro, pero los sueños son así, y si no, solo hay que ver algún cuadro o entrevista al maestro de los sueños, Dalí. Al momento comenzaban a aparecer más verrugas y mi amiga se sentía preocupada. Los cajones de la mesa se abrían y se cerraban, las cosas se movían violentamente y pasaban cosas del tipo “película de terror para adolescentes asustadizos”. Harta ya de tanto mamoneo, cogí a mi amiga y fuimos a ver qué eran esos ruidos tan extraños que provenían de la cocina…"¿qué estará haciendo ahora T?"- Me preguntaba yo silenciosamente con auténtico interés. Abrimos la puerta de la cocina y en la lumbre había una bandeja de patatas fritas asándose en el aceite ardiente y al lado una docena de huevo aún cerrados. Mi amiga dijo: Bueno hija, si al menos nos hace la cena pues genial ¿no? No había resignación posible. Yo asumí con la cabeza. Ahora no paro e intentar buscar un significado subconsciente a lo de los huevos y las patatas….

Volví a la habitación y T empezaba a comportarse ya como en una peli de terror de las buenas, para adultos, las no recomendadas bajo ninguna circunstancia para menores de dieciocho años. Empecé a sentir miedo y desesperación y le preguntaba por qué me estaba haciendo esto y ella no tenía respuesta, solo sonreía como queriendo decir: soy mala y solo lo hago por joder, porque me da la gana. Y ahí, con el miedo metido entre los huesos y el sudor me desperté sobresaltada, y con perdón, acojonada y preguntándome : ¿qué pasaría si todos los seres humanos de la Tierra saltaran en el mismo momento, a la misma hora?


lunes, 7 de enero de 2013

Los grupos



Las ovejas suelen ir en grupo, pocas veces verás una alejada del resto, en general, la mayoría de animales suelen llevar este estilo de vida común. Los animales son como las personas pero sin razón, esto quiere decir que se mueven más a través de sus instintos que de su cerebro.
A mi no termina de convencerme el tema de los grupos… Muchas veces me parece que son el foco descentralizador de la personalidad, la pérdida de caracteres propios y el fin de la individualidad, entre otros.

Fíjense, estamos rodeados de grupos: los que tienen la misma idea política, los que siguen fervientemente al mismo equipo de fútbol, los que defienden unas ideas, los fans de un grupo de música que se reúnen cada vez que el cantante de turno actúa, los boys scout, el coro de la iglesia, y para no irnos tan lejos, los grupos de amigos, bastante diferentes al significado de familia, que a eso ya no le considero grupo, si no, colectivo con la misma sangre que se une para el beneficio altruista y común, algo así como una ONG, la cual también dejaría excluida en este texto.

Supongo que ustedes me entienden cuando digo “grupos”. Hablo de esas personas que se reúnen con un fin en común, hablo de aquellos que vociferan por la defensa de algún derecho redimido, los que quedan para pegar a inmigrantes o los que se ven todos los domingos para tomar un vermú en el bar más caro de la ciudad.
Es difícil entrar en un grupo, para ello necesitarás la aceptación de todos sus miembros y deberás de ser como cada uno de ellos, es decir, una pequeña miniatura, una pieza copiada de un puzzle que construye el todo. Al principio solamente deberás encajar positivamente en su lugar y ser aceptado, caerles bien, demostrar que eres como ellos. Luego, con el paso del tiempo tendrás que pensar y actuar exactamente como ellos hacen, si no, serás criticado, vilipendiado y despreciado y deberás huir sin mirar atrás borrando cada rastro y cada paso en falso dado en el conjunto.

Dicen que la unión hace la fuerza, que uno solo no se puede, pero que entre todos podemos lograr muchos avances en todos los campos de la vida. Y estoy de acuerdo, pero siempre me ha gustado la frase: “dos son compañía tres son multitud” y a mi las multitudes, las masas, nunca me han gustado. Me recuerdan a las ovejas corriendo por el prado en la misma dirección siguiendo los gritos de un solo pastor, del líder, del dominante y opresor, del tirano metafórico que se encuentra en todos estos grupos dañinos.
Por eso opino que hay que saber controlar el nivel de integración en un grupo, conocer su poder y participar en ellos siempre con la justa medida, sin olvidarse de ser nosotros mismos, sin cesar en nuestras diferencias y conquistando y mostrando lo que nos hace únicos y especiales a cada uno de nosotros, seres particulares y habitantes a su vez, de una sociedad común.

Breve y conciso

 
El amor es el sentimiento de paz y seguridad que se te mete hasta las entrañas y conquista tus neuronas.
El amor es la alegría del alma, la felicidad de una sonrisa verdadera, un viaje a un lugar que por mucho que conozcas siempre te resulta nuevo, excitante y desconocido.
El amor es lo que hace que te levantes cada mañana, la fuerza que te empuja y a la vez te separa del destino final.
El amor verdadero es cuando con tan solo dos palabras de una boca deseada, consigues tocar el cielo, cuando tu propia sonrisa reflejada en el espejo inunda tu corazón y enmarca el deseo de una mirada reflejada en los ojos de otro ser.

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