martes, 2 de septiembre de 2014

Deudas



Se oyó un ruido similar al del látigo golpeando una mesa de metal, mientras araña y corta en un chasquido al objeto que recoge su ira.
-¡Te la debía!- dijo la hermana pequeña con una vergüenza envuelta en rabia penetrando su mirada.
Seguidamente, un segundo de silencio callado por el alarido de salvación lanzado a la madre, resolutoria de todos los problemas.
-¡Mamaaaaaaaaaaaaaaaaa!¡Me ha pegado una torta!- dijo la pequeña ante los atónicos ojos de la hermana mayor, portadora del bofetón en cuestión.
-¡Pero mamá, si yo no he hecho nada! ¡Está mintiendo!¡Ella es la que me ha dado!¡Mira mi cara!¡Está roja!-dijo la hermana mayor.

La madre se acercó a las niñas, y le dio una bofetada sin picor a la hermana pequeña, por haber agredido a su hermana mayor y haber mentido. A continuación, una segunda bofetada a la otra hija, por haberse chivado y porque ella, previamente, en la riña desencadenante del tortazo “endeudado”, le había puesto la zancadilla a la pobre hermanita pequeña. Las deudas, en familia, rápido se pagan.

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