Si rompiéramos las cadenas que nos atan,
las alianzas que nos unen o las huellas marcadas en el camino.
Si saliéramos de todos los organigramas,
los estilos, las razas…
Si elimináramos el miedo, el rencor, la
envidia...
Si pudiéramos dejarnos llevar tan solo
por los propios deseos inherentes a nosotros mismos…
Si pudiéramos bailar desnudos delante de
cualquier persona sin el terror a que nos juzguen…
Si fuésemos más animales, más terrícolas,
más primitivos, menos edulcorados…
Si disfrutáramos más del sexo, del acto
de tocarnos, de besarnos, de sentirnos en el momento oportuno dejando atrás el
cliché, el prejuicio, la vergüenza…
Si diésemos la vuelta al mundo, si
elimináramos valores, tradiciones y supuestas justicias divinas…
Si el dinero no existiera y pudiéramos
continuar sin él…
Si cada segundo pudieras estar donde
quieres estar, pudieras hacer lo que quisieras hacer...
Si nos desnudáramos en la azotea…
Si las palabras lanzadas al aire no
fueran criticadas o juzgadas…
Si de cada frase elimináramos el pensamiento
crítico del contrario…
Si pudiéramos olernos los unos a los
otros, usar la sinceridad como arma y los órganos sexuales como bala para
atentar al placer, para colmarnos de él…
Si disfrutáramos más…
Si las religiones se extinguieran y tan
solo quedaran las ideas y la filosofía…
Si cualquiera eliminara la venda que
lleva tapando los ojos y vislumbrara…
Si se perdieran las vergüenzas y las
formas…
Si el “estar de más” o el “eso no se
hace” fueran simples negaciones necias
Si pudiésemos crear una comuna colectiva…
Si fuéramos capaces de olvidarnos de
nosotros mismos, salir del “yo” y tan solo vivir…
Si lográsemos amar y olvidar…
Si el presente fuera algo maravilloso que
mantener, algo por lo que luchar…
Si tan solo fuéramos LIBRES…