Perdida entre las telas de la araña radioactiva que se va tejiendo entre mi cerebro y el corazón.
Invadida por una ola de deseo implacable provocada por el
deshielo egocéntrico de una cabeza mal posicionada.
Lanzada al vacío con una mochila cargada de dinamita, a
punto de explotar. Pero aquí sigo, buscando
que me idolatren, que me suban en brazos a la luna y me vuelvan a bajar dando
tumbos.
Supongo que mi ego está removiendo mis entrañas alcanzando altos grados
de imbecilismo puro y duro.
Desaparece. Sal de esta fantasía autocreada. Elimina las
paredes imaginarias que has creado a tu capricho y borra toda aquella huella
cargada de “quizases” manchados con carmín rojo.
Sigue tu camino, no te desvíes, no caigas en las redes, por
mucho que lo desees, porque el pescado sin agua, se muere.
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