
Volver atrás, revivir el sonido del jaleo de coches, de
gente, de risas. Meterte en un antro, emborracharte, gritar, fumar. Confusión,
tortura sentimentalista, 20 años, avanzar y retroceder
El poder de cerrar los ojos y visualizar su rostro, oír
la voz ronca y carrasposa. La música entrando por tu boca abierta que pide a
gritos otra complementaria. Inhala el olor del rocío de la madrugada y levantarse un día después respirando café
molido. Las noches que se convierten en mañanas, la ciudad a tus pies. La
gente, el caos, los mensajes. Girar y saltar, hacer el ridículo y llamar la
atención, no te preocupes de nada, disfruta este momento. Y se fue y aquí está
de nuevo en mi vello erizado, en la carne tenebrosa del recuerdo, no fue un
amor, no fue una persona, fue una etapa. Una de las mejores.
Madrid, su gente, los autobuses, despertarte en otro
lugar, las luces de neón, los antros con litros de absenta desfigurando tus
pensamientos, esperar. Los impulsos, la carne, la piel, él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario