martes, 19 de enero de 2021

Lo natural

Las redes sociales se ha convertido en algo comparable a Puerto Banús: un auténtico escaparate humano; y nosotros somos sus modelos, ridículos hasta con filtros, que paseamos enseñando las “cosas buenas” de la vida (subjetivamente hablando, claro), poniendo etiquetas y disfraces marketinianos a todo lo que nos rodea y, a veces incluso, a nosotros mismos.

Convertimos a niños en modelos de fotografía y en carnaza para perturbados que navegan a sus anchas entre nuestros datos y falsa privacidad, influimos en el incremento de los complejos entre los adolescentes y adultos, posamos y pedimos a nuestros novios que nos saquen fotos y les regañamos si no nos la sacan como queremos. Ponemos morritos ilusorios, metemos barriga, nos cambiamos el pelo (y el cerebro) de lado, posamos, posamos y posamos, filtro aquí, filtro allá…Nos denudamos, nos exhibimos, nos retocamos, que si las mechas, que si el botox, que si la celulitis fuera, que si los ojos verdes, que si la papada… y al final terminamos perdiendo el tiempo y transformándonos únicamente en esclavos mediocres y angustiados.

Lo peor de todo es que nos cargamos de absurdas frustraciones, de deseos irrisorios, de egos inflados; a la vez que nos alejamos cada vez más de nuestra esencia, de nuestra alma, del quienes somos y adónde vamos.

¿Sabéis esa gente que se pasa el día diciendo literalmente lo súper felices que son y cuanto más lo repiten más nos damos cuenta de que no están viviendo la vida que les gustaría vivir ni están en equilibrio consigo mismos? Pues eso son las redes sociales. Hablan mucho, pero dicen bastante poco. Y a mí la verdad es que me gusta más la gente honesta, la que va de frente, la que te dice que lleva unos días echa una mierda y a la semana se levanta y te dice que ha enfrentado su problema y está mucho mejor. La que te coge una videollamada recién levantada con el pelo despeinado y la piel llena de grasa. La que te escucha, la que habla, la que te cuenta y comparte sus miedos con los tuyos. No sé, lo natural, lo que al fin y al cabo somos y sentimos todos debajo de nuestra piel, ¿no?

2 comentarios:

  1. Interesante post. Totalmente de acuerdo contigo, vivimos en un escaparate continuo y absurdo. Esta sociedad se ha convertido en una especie de juegos del hambre, pero en lugar de matar a gente, el objetivo es llegar a ser el punto de mira de todos, da igual si lo que compartes es verdad o mentira, si publicas algo y ves que a la gente le agrada, sigues ese rol, y te obsesionas en tener cada vez más seguidores, te tomas tan enserio los comentarios de gente desconocida, que crees que son amistades verdaderas, y al final, te das cuenta que vives una vida ficticia, como en un cuento de hadas, la diferencia es que aquí nadie vendrá a matar al dragón por ti.
    Yo, al igual que tú, también me quedo con la gente real y natural.
    ¡Un abrazo y cuidate!

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  2. Muchas gracias por tus sinceras palabras, muy bien expresadas y completamente en línea. Lo peor de todo es cuando te das cuenta de que cosas/personas absurdas son totalmente alabadas en las redes... Ahí es cuando pierdo la esperanza en la humanidad jeje. Un abrazo y a seguir cuidándonos mucho!!

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