La gente de mi generación se está convirtiendo en langostas,
animales sin cerebro que luchan por su supervivencia en un océano de
seres fantásticos pero sin capacidad de amar. Puede que sea mejor no
saber amar. Yo me considero un poco langosta. Nunca se me han dado bien
las relaciones personales. Creo que me quiero demasiado a mi misma.
Todo
empezó el día que perdí la virginidad, me di cuenta de que el género
masculino era un grupo de capullos sucios sin ningún tipo de
sensibilidad. Yo estaba enamorada de Javi. Fue el día más emocionante de
mi vida y también uno de los más decepcionantes.
Me llamó “Carla”
cuando estábamos en pleno clímax sexual. Nos estábamos mirando
fijamente a los ojos, yo pensé que iba a estallar de júbilo, alegría y
placer, estaba a punto de alcanzar mi primer orgasmo con el chico que
más me gustaba del mundo y me grita con su mano fuertemente apoyada en
mi trasero: “oh Si Carla si, eres estupenda guapa!”
Mi nombre es Alba. También tiene dos “as” pero mi sustantivo significa amanecer y Carla significa zorra ex novia.
Algunas
noches desde la ventana de mi habitación escucho los gritos agonizantes
de las gaviotas. La verdad es que no tiene mucho sentido cuando vives
en Madrid. No se, puede que mi cabeza esté enferma o que eche de menos
Galicia, el lugar donde crecí.
Llegué a esta ciudad hace cinco
años. Decidí instalarme en un sitio en el que pudiera sentirme un
fantasma andando por las calles principales de la ciudad. No quería que
nadie me hablara , ni me mirara, ni que siquiera sintieran mi olor o mi
presencia. Quería ser yo sola y llenarme únicamente de mí. La verdad es
que podría haberme ido a un monasterio budista. Hubiera sido una opción
más segura de aislamiento.
Alquilé un ático en un barrio
obrero de la ciudad. En quinientos metros a la redonda podía encontrar
todo aquello que necesitaba para mi supervivencia en la gran ciudad: un
estanco, una frutería, una licorería, un bar, de los denominados “de
viejos” y un camello al que llamaba por teléfono y en cinco minutos me
dejaba media piedra de hachís en el buzón. Era maravilloso. Ni siquiera
tenía que verle la cara.
Los primeros días fueron
simplemente sublimes. Pasaba horas encerrada en la cálida habitación de
mi apartamento leyendo, pensando, cantando y escribiendo. Paulatinamente
iba alcanzando un colocón perfecto con los cigarritos y el whisky. Me
sentía despierta en un mundo de ensoñación. Una habitación alumbrada por
la luz leve de una vela y la ceniza ardiente de la punta del porro.
Rodeada de grandes escritores que me hacían el amor cada noche con sus
palabras: Rimbaud, Baudelaire, Whitman… y yo. Un cuarteto perfecto.
Me
sentía cómoda, no se si feliz, tampoco se cuanto duraría ese bienestar
inventado pues no soy una persona que se me pueda calificar de
constante. Me engancho fácilmente a las cosas pero también me
desengancho a la primera de cambio. Me quité del gimnasio, de las clases
de yoga, del curso de cocina... Me canso rápidamente, todo termina por
aburrirme. Hay algo de lo que si que me cuesta quitarme: los hombres.
Desengancharse de ellos supone para mi una tarea más bien ardua. Y
siempre acabo por salir huyendo del contexto que nos rodeó para intentar
olvidar o al menos no sentir cercana su existencia.
Puede
que sea porque soy muy intensa y vivo el enamoramiento inicial como una
etapa única de esplendor y alegría… puede que todo lo que estoy
diciendo sea realmente absurdo.
Sin embargo, contradictoriamente,
ciertas veces he sentido ataraxia ante algunos hechos numerables y me
daba rabia sentir dicha indiferencia, era 1 mezcla rara entre gravedad
del asunto y contradicción antisentimental...pero realmente, a la vez
que escribo estas incongruencias, veo q soy todo lo contrario a este
concepto. No podría llevar 1 vida basada en la ataraxia, soy demasiado
pasional...aunque seguramente sería bueno para evitar ciertos
sufrimientos absurdos como el que me ha provocado cambiarme de ciudad
ocho veces en cinco años.
Por lo que leo, me pareces una mujer muy interesante por conocer.
ResponderEliminarNos leemos.
Besos ;-)
Gracias Jorge. Te leo!
ResponderEliminarmuak!