Angie vive en
una ciudad de prisas, en las que las relaciones económicas son más importantes
que las relaciones personales, en la que te dan un pisotón en el metro y no
solo no te piden perdón si no que te echan la culpa a ti. Un lugar en el que la gente está
perdiendo sus trabajos por culpa de los cuatro corruptos que les manejan; salen a la calle a protestar y a revolucionarse todos los días sin alcanzar
solución alguna. Una ciudad que ha perdido el norte moralmente, en la que los
maltratos a las mujeres están a la orden del día en las noticias, en la que los
ricos miran mal a los pobres y viceversa, la diferencias de clases es el nuevo
racismo del siglo XXI. La nueva generación de jóvenes solamente busca el
hedonismo, salir, beber, divertirse y follar, las mujeres masocas se meten en
problemas al enamorarse del chico guapo, del chico de moda y el chico de moda
acaba en alcohólicos anónimos y en el hospital por gonorrea o VHS. Una ciudad
llena de contaminación por culpa del invento revolucionario del coche que
provoca estrés y el 40% de las crisis cardiacas. Una ciudad en la que se vive
caro, se come poco y mal y se respira peor. Un sitio en el que si quieres todas las
comodidades y ser propietario de las nuevas y caras tecnologías has de trabajar
más de ocho horas al día y claro, luchar con la competencia para ser el mejor
de tu grupo, aunque sea deshuesando pollos; ”siempre hay que luchar por lo
mejor” es un eslogan que se ve a menudo en todos los anuncios de televisión y
en los carteles publicitarios.Y mientras tanto, en casa, ya no se escucha a los niños reir y gritar correteando entre juegos tradicionales, ahora están enganchados a un mando y una pantalla llamada Play Station.
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