Esto que estas sintiendo ahora, en
este mismo instante, esta clase de amor, no es tal…es una simple FANTASÍA.
Un momento disfrazado de felicidad máxima, que se va a esfumar en cuanto salgas
de mi interior y de estas cuatro paredes. Asi que no me llames amor, no me ames
y nunca me digas te quiero, porque este juego puede hacerme mucho mal cuando
salgas de aquí. Porque los sueños etéreos por mucho tiempo que pase, nunca se
van a esfumar de mi cabeza. No quiero tener un martillo con el que golpearme en
momentos de flaqueza, no quiero pensar en lo que puedo haber sido y jamás se
dará. No quiero recordar esta habitación y mucho menos recordarte a ti
haciendome pasar la noche más intensa de mi vida. Quiero que esta fanstasía se
quede aquí, revuelta entre las partículas de aire de esta habitación. Que no
salga, más que a través de la ventana y en forma de alaridos de placer.
Solamente quiero que mis carnes lo recuerden y que mi corazón deje de latir
fuerte, simplemente quiero vivir este momento. Sin preguntas, sin respuestas,
sin tormentos. Quiero un adios sin pena, sin lágrimas.
Muchas habitaciones, distintas camas, olores y caricias en
mi piel. Noches de eterna juventud y llamas que con el alba no mueren , si no
que se avivan aún más hasta la noche siguiente.
Siento que al atravesar esa puerta algo muere en mi porque
se que estas horas que hemos pasado juntos son inigualables. Se que el hasta
luego no existe, es mentira, hay que aprender a decir adios.
Los dos estaban sentados en el sofa, uno en frente del otro,
completamente desnudos. No había palabras, tampoco eran necesarias, las miradas
y los entrelazamientos de manos eran suficientes para transmitir lo que querían
decirse. Sus ojos expresaban su dolor, le hablaban del pasado, de un amor ya
olvidado, que en esa cálida noche de mayo volvía a reencarnarse en fuego y que
se apagaría al alba, en el mejor momento del día.
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